La del Ceibo fue declarada en 1942 como la Flor Nacional Argentina. Es una especie de árbol fácilmente
de reconocer por la belleza de sus Fores, su porte y forma particulares. Es característico de la formación
denominada bosques en galería, originaria de América. Se distribuye por el noreste y centro-este de Argentina, el este de Bolivia, el oeste de Ecuador, el sur de Brasil, gran parte de Paraguay, y casi todo Uruguay.
ANAHI La flor del ceibo por Ana María Shua
LA LEYENDA DEL CEIBO (Versión de Paula Moreno)
A orillas del Paraná, vivía una tribu guaraní a la que pertenecía Anahí, una indiecita que amaba profundamente su tierra.
Cuando Anahí recorría la selva, entonaba con su dulce voz los cantos que había aprendido de su abuela, y hasta el río torrentoso parecía detenerse a escucharla.
Un día llegó navegando por el río una embarcación enorme. De allí descendieron numerosos hombres blancos armados y dispuestos a destruir a los indios para arrebatarles las tierras.
La tribu se defendió. Anahí también luchó como los más valientes. Pelearon días y noches. Semanas enteras. Pero los invasores los iban venciendo poco a poco.
Anahí, junto con otros guerreros, fue capturada. Pasó varios días prisionera en el campamento español, hasta que una noche logró escapar matando al centinela que la vigilaba. Huyó y se escondió en la selva, pero los soldados la persiguieron y la atraparon.
Como castigo por su rebeldía, la joven fue condenada a morir en la hoguera. La ataron a un árbol al que encendieron fuego.
Pero Anahí, a medida que crecían las llamas, iba cantando con su dulce voz una canción en la que pedía a Tupá, el dios de los guaraníes, por su tierra, por su tribu, por su selva y por su río.
Su voz se elevó al cielo y, al comenzar el nuevo día, ante el asombro de los soldados conquistadores, el árbol, lejos de haberse consumido con las llamas, se veía vigoroso y colorido.
Tenía un tronco resistente, hojas verdes y relucientes, y hermosas flores rojas y aterciopeladas. Y hasta el día de hoy la flor del ceibo conserva su belleza.
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